El Hilo de Ariadna Reseña de Libros


Periodismo oral
Por Ivan Tubau
Paidos comunicación, 1993
Barcelona

"Todo el mundo puede hablar, excepto los mudos"
Brassens.

El profesor catalán nos tiene un libro que combina la teoría y la práctica del arte de hablar en los medios de comunicación. No le faltan apartados donde recuerde los territorios de la lingüística, del escritor -porque quien habla también debe saber escribir- y del actor.

Le importa, sobre todo, los vínculos entre la pronunciación del español y la poca teoría que existe en materia de prosodia. ¿Qué hacer, por ejemplo, con la tendencia andaluza, las consonantes finales eliminadas, los acentos diferenciales de la Z o de la LL, si caminamos calles de Buenos Aires, Sevilla o La Habana? ¿Qué valor darle a los manuales de estilo, la voluntad represora de los tiempos de Franco y su necesidad de estandarizar el español que se habla en España, negando los acentos regionales? ¿Cómo hablar y pronunciar de manera correcta en medio de estos sonidos diferentes?

Contra Tomás Navarro Tomás que afirma que la buena pronunciación es la que se acerca a la escritura, Tubau afirma que la mejor escritura es la que se acerca a la pronunciación. Por eso la ortografía del francés y la del inglés son execrables, mientras la del italiano y la del español resultan mas o menos acertadas. Tomás en su Manuel de pronunciación española, después se contradice, pues señala que: las ideas más corrientes sobre la pronunciación se reducen a una formula pueril, que consiste en creer que la lengua española se pronuncia como se escribe.

No obstante, hay algunas letras en nuestro abecedario que son francamente inútiles.

  • La C, cuando equivale a la K.

  • La G, cuando equivale a la J o a la X.

  • La H muda.

  • La M y la N finales.

  • La Q innecesaria pues suena siempre a K.

  • La V que NO corresponde a ningún fonema. SUENA SIEMPRE B.

  • La Z que según sea castellano o andaluz, se pronunciara ZETA.

  • La X solo existe en el papel: no tiene fonema. Es la conjunción de la K y la S.

  • La Y y la LL. Las dos deben distinguirse, no hacerlo es yeísmo. Era corriente en Castilla la vieja, León, Asturias, Aragón y Navarra. Hoy, solo se escucha en el castellano rural. En América, se conserva como influencia materna en los andes y paraguay.

Si hablamos en Radio, cual es la mejor forma de pronunciar estas linduras? En radio, hay que evitar los ortografismos; exageraciones de la pureza; hay que tratar de pronunciar las palabras extranjeras en sus sonidos originales, sin rebuscamientos, con naturalidad. No somos hablantes de las otras lenguas; No hay en radio, mayúsculas, cursivas ni comillas; hay que hablar en tonos suaves, pero NO como vendedores de pantaletas. La seriedad sobria es siempre digna y no cansa; lo triste no es la voz, sino la entonación; evitar las cantinelas. (Repetición enfadosa de una cadencia al decir las palabras); modular con riqueza; graduación de los tonos. No hablar por períodos regulares (la cantilena) ¿Porque canta en lugar de hablar?. Vocalizar bien es articular adecuadamente, claramente, los sonidos; ritmos adecuados a esta claridad, precisión, limpieza; la rapidez de los mensajes es la letra pequeña de los contratos: que la victima no se entere; hay que hablar bien, pero sin que se note y denotemos pedantearía culta; leer en voz alta, textos ajenos; leer manuales; resolver dudas. Escuchar a la gente.

Es necesario también variar nuestras entonaciones - que pueden ir desde lógicas, emotivas, volitivas, idiomática- evitando juntas acentos como en RubenAntonio y leer palabras sin entender lo que significan.

Un buen locutor también debe ser un buen escritor.

La propiedad es un robo. También lo es el apropiarse la escritura del habla. Es una herramienta de traducción, nada más. Gutenberg hizo el robo mayor; la metió en una caja fuerte. Los diálogos humanos deben ser fácilmente dichos, no escritos ni memorizados. Mc Luhan Vs Gutenberg: la palabra se libera por los medios electrónicos y evita la cárcel de su escritura. ¿Cómo hablaba Sócrates?¿Es más fácil mentir por la radio que por la prensa? La imprenta permite la mentira absoluta, la radio y la Tv no. "La radio y la televisión en directo son las herramientas más libertarias que ha inventado la humanidad para difundir las palabras de la gente: si un político da un patinazo en una conversación o un discurso en directo, no hay corrector de estilo ni asesor de imagen que pueda remediarlo". (58)

Lo correcto y lo incorrecto en la escritura para Radio

"Quien escribe para radio y televisión debe oír la algarabía de la calle, ordenarla y limpiarla un poquito y devolvérsela levemente mejorada a sus emisores primigenios, procurando que estos la sigan conociendo como suya". (68). Nada de gerundios, ni complicaciones ni de despotismos ilustrados; escribir como se habla, adecuadamente. Clichés, frases hechas, lengua neutra, estilo seco, florituras, originalidad léxica y sintáctica? Ni si, ni No. Hay clichés execrables y utilísimos. La oscuridad impenetrable es mejor que millones de miríadas de estrellas nadaban en mi cerebro. Los adjetivos son insoportables; los blancos hielos, la gente bien.

Para el periodista el problema no es el tema, sino el modo como se juntan las palabras. El discurso escrito tiene sobre el habla espontánea la enorme ventaja de que permite la reflexión previa, simultánea y posterior al acto de organizar las palabras: 1.- contenido e idea núcleo, 2 pensar en la expresión, volver a pensar en el texto y retocarlo. Crear riqueza, ganar dinero; negro, hombre de color. Lo único que debe importarle al hacedor de textos periodísticos destinados a una ejecución oral, es que le entiendan.

No escriba números, ni signos aritméticos, ni números romanos. (Porque la luna es testigo y no testiga?) Se oye mal, pero se requiere mas de un libro, para explicarlo. Jueces y juezas, pero testigos sí testigas no? Jóvenes y jóvenas, pero mujeres o mujeras?

Un buen redactor es como el escribidor de Vargas Llosa. Ha de saber escribir sobre cualquier cosa. Tiene un método: a)enterarse, b)comprender, c)explicarlo y d) opinar, si le es dado. Ir mas allá de las apariencias, descubrir qué significados se ocultan tras el tópico. Los periodistas se han hecho a partir de los tópicos: dicen muchas cosas que no dicen nada; a veces se parecen a los políticos: tienen un léxico sobado, de decir muchas cosas para no decir nada. Mejor una palabra simple y corta que una larga; si puedes decirlo con una, no lo digas con dos.

El periodista-actor.

Más allá del hecho de reproducir palabras escritas por un redactor, de ser un mero instrumento de comunicación de otros, los periodistas de ahora -dice Iván Tubau en su libro- son también actores que espectacularizan la información. A diferencia de las actuaciones teatrales, donde todo mundo sabe que se trata de ficciones o de mentiras, el periodista actúa mintiendo. Presenta la ficción, como si fuera realidad. Los espectadores lo creen. También los actores lo creen contribuyendo a esta ilusión de verdad.

Estos hechos llaman la atención entre lo que es información y es comunicación. Reagan era comunicador, pero nunca periodista. Tras la guerra del golfo, las cosas están mas claras que nunca: los límites entre información y comunicación, entre periodismo y espectáculo, entre verdad y mentira, tienden a borrarse. Comunicar según el periodista francés Laurent Joffrin, es divertir, interesar, emocionar e influir. Informar es razonar, explicar, convencer. La comunicación se dirige a los consumidores, la información a los ciudadanos. Castro, hace discursos y los periodistas extraen respuestas a las preguntas que no hicieron: comunicación, no-información. Aragón en antena 3 hace encuestas, con personas que son extras, comunicación. Los gabinetes de comunicación e imagen, es decir de maquillaje y falsificación, impulsan estos procesos. El golfo y la transparencia opaca: todo se vio, pero era lo que estaba planeado.

Todo periodista ordena la realidad. La frontera entre ordenarla y conformarla es tenue. El golfo mató a personas de Bagdad pero también la credibilidad periodística en Europa. La campaña por el sí de Mastrich: los ciudadanos ya no se fían en los medios. El único amo de los periodistas debe ser el público y su función es arrancar el velo que impide ver la verdad, no para maquillarla. Periodismo es libertad, comunicación es sometimiento.

Las enseñanzas de la comunicación

  1. El comunicador de televisión debe interpretar siempre un personaje. Es deseable, por tanto, que sea actor.

  2. El comunicador de televisión debe, decir algo. Es deseable que sea periodista.

  3. El comunicador de televisión, siendo actor y periodista, solo puede interpretar bien un personaje: el mismo.

El culebrón informativo.

Hacia finales de los años 80, la primacía informativa en el periodismo estaba centrandose en el quién y no en el qué. Lo que pasa, por lo que les pasa a ciertas personas, los famosos. Los personajes que están en la agenda mediática, y que están clasificados como principales, secundarios, comparsas, estrellas invitadas, etc. Eso forma un culebrón interesante con matices gramaticales. Su posibilidad de incidencia lingüística es mayor que la de los propios locutores de las emisoras. ¿Cómo han actuado los periodistas frente de las variaciones del habla real de la calle y los personajes que las representan más allá de los clichés de los profesores, políticos o artistas de la pantalla?

Los periodistas preocupados por la lengua son los peores, porque saben menos y pretenden más. Unos quieren ejercer la censura gramatical sobre el discurso político y otros tratan de argumentar que aquellos hablan la lengua del pueblo y que esa es la que comunica. La preocupación es: el habla pública no ha mejorado ¿mejorado respecto a que? ¿Gramática? Faltan comisarios políticos, estéticos y de la lengua? ¿Quién considera que la lengua necesita dictadores muestra la oreja de una probable proclividad a aceptarlos o reclamarlos en otros ámbitos? ¿El gusto de las mayorías, que puede ser pésimo, es el que elige a sus gobernantes? ¿Y también su habla? Pésimo gusto en función de que? ¿acercamiento a la norma? ¿porque es mejor demasiado que demasiao? La lengua solo puede regirse por la ley de la mayoría.

Diez botones de cajón de sastre.

  1. Rectificar, pero no engañar al oyente, sin dejar evidencia del error.
    Mejor dicho... es decir...

  2. Usar ademanes y expresiones corporales, pero sin exagerar.

  3. Matizar la lectura como lo hace un actor tanto en el nivel léxico como en el sintáctico.

  4. Anticipar con la cara la noticia que va a darse; sin sobreactuar. La expresión reside en el cerebro y pasar al rostro clara y atenuada.

  5. Un tono falsamente sereno, ingenuo, va bien para disimular las propias opiniones o incluso la irritación bajo una apariencia de objetividad.

  6. Manejo normal de las manos.

  7. Mirar y escuchar de frente y de manera atenta.

  8. Mover el cuerpo entero, no solo el tronco.

  9. Gesticular.

La tesis del libro

¿El caos? La más alta perfección de la humanidad se halla en la unión del orden y la anarquía. Una ley que no legaliza los hechos consumados invita a la insumisión. Diga lo que diga la ley, los hechos seguirán consumándose. Aún siendo ilegal, la realidad seguirá existiendo. Una lengua oral libre dispone de muchos registros. Hay usos populares y cultos. La lengua se autorregula y el uso decide. ¿La estandarización es adecuada en los medios audiovisuales? Lo hace la costumbre y la aceptación social. No se trata de ofrecer al ciudadano, desde la radio y la televisión, una lengua depurada, con la esperanza de que acabe aceptandola. Seria, el despotismo ilustrado. La solución democrática consiste en legitimar desde los medios audiovisuales el derecho del ciudadano a usar sin mala conciencia una lengua que siente verdaderamente suya. La democracia es lenta, el totalitarismo se desespera, pero fracasa.

En una sociedad abierta, la radio y la tv convierten la lengua en un modelo. La lengua de verdad traspasa el ámbito de los privado para oírse en público. ¿Porque no decir en la pantallita, lo que se dice fuera de ella? El PSOE y la OTAN y el papel manipulador de los medios: Felipe González triunfó y manipuló, pero le costó trabajo; la dictadura, Franco, en cambio no sudaba nada, fusilaba. Rascad a un purista y encontrareis a un depurador; seguid rascando y encontraras un puritano. (154).

Ser conservador e periodismo es ser libertario: implica aceptar la realidad democrática y no imponer un ideal despótico. La lengua periodística oral de una sociedad abierta solo puede ser light, mestiza, contaminada. Imperfecta como el pensamiento débil. ¿Ud. Que piensa?




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Mérida, Yucatán, México, 1999