El Hilo de Ariadna Artículos de Fondo


Géneros Periodísticos y Campo Mediático
Por Irving Berlín Villafaña

Los mercados mediáticos están compuestos de elementos similares en prácticamente todas las partes del mundo. No obstante, la aparición, cantidad y calidad de sus actores, la madurez de los valores en disputa, las reglas de las relaciones que se desatan en determinados espacios históricos y culturales es diferente. En este sentido, creemos que es indispensable trabajar en modelos teóricos que permitan la observación simultánea de fenómenos interconectados, de modo que las generalizaciones sean adecuadas y que den espacio para los desarrollos diferenciales de cada lugar.

Una de las partes de este mercado, un fenómeno que no puede ser visto como hecho aislado de los demás, es el de las formas de expresión utilizadas para referirse a la realidad y para dar opiniones en torno a ella. Es claro que estas formas deben ser reconocidas como valiosas para el campo tanto por los productores de las mismas, como por los re-productores que, para el caso son las audiencias. El estudio de estas formas, llamadas también géneros periodísticos, no puede agotarse, desde luego, con la preceptiva gramatical y sintáctica que se enseña desde la academia, misma que desata enérgicos esfuerzos por ordenarlos en una taxonomía que valga más allá de mercados específicos, tanto como necesidad docente de transmisión, como para la investigación comunicacional.

Es claro que los académicos, investigadores, periodistas y escritores, forman parte de los actores de peso del campo mediático, pero no representan la única variable que impone un orden convencional, sino que la elaboración de los géneros debe tener en cuenta otras variables como: a) el momento histórico y las necesidades sociales que se manifiestan en el campo, b) el marco cultural en el que se insertan esos procesos y les dan sentido, c) la dinámica de la lucha por el poder legítimo entre productores, competidores y consumidores, d) los condicionamientos del código específico que se utilice para la construcción del discurso, e) la identificación de los valores centrales que se disputan y el papel que juegan los actores en su defensa o en su debilitamiento.

En diversos momentos de la historia reciente en México, la radio ha impulsado valores de diversa índole que eran reconocidos en la competencia, en la producción y también por las audiencias que, en este tipo de mercado de bienes culturales, tienen un peso decisivo pues son quienes otorgan el verdadero sentido de legitimidad. No es sino hasta la década de los años ochenta cuando el valor de las cantidades de audiencia empieza a exigir productos informativos de mayor calidad, responsabilidad social y trascendencia política, como lo demuestran el aumento significativo de noticieros nacionales y locales que va aparejado con altos niveles de audiencia y participación. El estudio de la radio informativa en México, en consecuencia, es reciente. Implica la observación de los actores y cómo se disputan la credibilidad periodística traducida en estrategias de producción, de programación y transmisión, así como los resultados que esto genera en las audiencias legitimadoras de tales procesos. Un primer punto adyuvante de esta credibilidad es la adecuada separación entre los géneros periodísticos y de opinión, como ocurre en la prensa stándar y un segundo punto, las relaciones radio-prensa-televisión.

El análisis de los géneros se presenta como una tarea compleja pues no existen acuerdos sustanciales entre los académicos que los definen y enseñan, sus prototipos se mueven y adecuan a los códigos que se emplean y aún no existe un modelo hoolístico que los relacione con las otras variables que hemos mencionado. Así, como hemos señalado en otra parte del trabajo, vamos a considerarlos como categorías etnográficas válidas para determinados grupos socioculturales. Vemos las mismas carencias, para el caso de las relaciones prensa-radio-televisión.

Para muchos estudiosos de la comunicación, "prensa y radio son dos universos conceptuales y metodológicos que han ido configurando profesionalmente su propio código de expresión, dejando las puertas abiertas a nuevas experiencias comunicativas, gracias al desarrollo tecnológico de la información y de la comunicación"1. Sin contravenir la certeza de la afirmación, nos parece que frecuentemente se definen sus diferencias con base en determinadas prácticas históricamente bien situadas y concretas asumiendo que tales diferencias son estructurales y no pragmáticas olvidando de nuevo, que son categorías etnográficas.

Se dice, por ejemplo, que las características de la radio permiten una actualización veloz y casi al instante que permite enterarse a través de este medio de las noticias más frescas y profundizar el análisis en medios impresos con mecanismos diferentes de lectura e interpretación. Creemos que puede ser así, dependiendo de ciertos usos sociales de la radio, pero no tiene que ser así. La radio informativa en México muestra experiencias comunicacionales en donde las distancias entre la prensa y la radio se acortan con un aumento de la ventaja competitiva de la última, al diseñar formatos largos que sean capaces no solamente de ofrecer la información más actual, sino fundamentalmente generar opiniones y análisis con ciertos niveles de profundidad, muy cercanos a los que pueden leerse en la prensa. Así, algunos noticieros nacionales duran más de 4 horas y tienen segmentos dedicados al análisis profundo de las noticias y a su adecuada contextualización. Evidentemente sus estrategias narrativas no son las mismas, como conviene a la adecuación con canales diferentes: no tienen la elegancia ni la corrección que supone el compromiso con la letra impresa, pero sí un lenguaje más vivo que une su credibilidad al de la persona que inmediatamente habla; que tiene un rostro, unas manos, un énfasis en la emisión de las palabras, que se ríe y problematiza de manera nerviosa, sin que por ello deba necesariamente ser sencillo, superficial y descontextualizado.

El tratamiento informativo en la radio, supone los ajustes lingüísticos y paralinguísticos y la resemantización de los géneros periodísticos, pero también políticas derivadas del reposicionamiento de la radio frente a las nuevas tecnologías y sus ofertas programáticas, tales como la televisión por cable y las transmisiones vía satélite. En contraposición con estos medios, que se encargan de simular las ideas Macluhianas de la aldea global, encargandose de ponernos cerca, lo que esencialmente esta lejos, la radio mexicana ofrece como ventaja competitiva su cercanía con los oyentes y con la realidad nacional. Se habla en mexicano, se discute en mexicano y las noticias internacionales sólo ocasionalmente son espacios de interés en nuestros noticieros. Incluso, la presentación de los resúmenes internacionales, se ubica al final del noticiero y no al principio. Lo cercano en la radio, es realmente lo cercano y se intenta en la mayoría de los casos unir la eficacia viva y corpórea del habla con los problemas locales, regionales y nacionales, dejando que sean otros medios quienes exploten el asombro de la aldea global. La radio y el habla son dos elementos constitutivos de la nueva plaza pública que tiene formas radiofónicas y virtuales.

Como dicen Iván Tubau y Pastora Moreno, es necesario tener otro tipo de categorías para el estudio de los géneros periodísticos en la radio, sobre la base de que la sorpresa, la mezcla y la ruptura serán sus elementos esenciales. No solamente en cuanto a las referencias lingüísticas y paralinguísticas, sino fundamentalmente con la estructura que las integran y las matrices de sentido que generan sus diversos segmentos de cara a la necesaria defensa del valor legítimo del campo y sus audiencias, mismas que, por su carácter socialmente complejo, requieren de estrategias englobantes y mixtas. En nuestro análisis de dos noticieros mexicanos, hemos identificado hibridismos como los siguientes: entrevistas que son pretextos para el editorial y el comentario, reportajes de formato mínimo, columnas que tienen formatos de entrevista, comentarios no deslindados de la noticia, etc, etc.

Las características que observamos de los dos noticieros, uno local y el otro nacional son las siguientes: la radio informativa local tiene menores recursos financieros y profesionales, lo que se nota en burdas imitaciones de estructuras programáticas, slogans, parrillas y estilos que han probado su éxito a nivel nacional, que se cubren con información no adecuadamente adaptada por lo que persiste la práctica de "leer periódicos al aire" como si fueran textos radiofónicos. Los géneros que frecuentemente se utilizan son la noticia, el reportaje, la columna en sus versiones política, revoltillo y económica, entrevistas, nota roja y el comentario. Sin embargo, es posible que ni siquiera cumplan los requisitos básicos de redacción radiofónica, de sencillez en la organización de las ideas, de orden sintáctico sugerido por el medio, en virtud de que sus productores no siempre son profesionales formados académicamente, sino por la práctica.

En cambio, los noticieros nacionales se caracterizan por contar con amplios recursos financieros y profesionales que permiten el despliegue tecnológico, incluyendo flotillas de motocicletas, helicópteros, reporteros con unidades de control remoto, despachos informativos desde diversos puntos del país vía satélite. Sus esquemas dependen del tipo de audiencia a la que se dirigen, destacando informativos con amplias secciones de opinión y análisis como Plaza Pública de Miguel Granados Chapa en Radio Universidad Nacional, cuyas entrevistas pueden ser tan o más profundas que las publicadas en la prensa.

El noticiero analizado, llamado "Para empezar", dura 3 horas y reúne diversos géneros, entre los que podemos señalar, la noticia, el comentario, la entrevista, el despacho informativo, la columna, cuya combinación estructural produce una matriz de sentido capaz de generar "la ilusión de verdad" tan necesaria para la credibilidad periodística. "Para empezar" es un informativo dirigido y conducido por Pedro Ferriz que, a lo largo de las 3 horas, despliega diversos géneros informativos y de opinión poniéndolos al servicio de su propia personalidad, de modo que su autoridad de decir omnipresente a lo largo de la emisión se fortalece con los saberes parciales de los colegas que lo acompañan. No deslinda nunca entre la noticia y el comentario, llegando incluso a explicar la información de modo que sea más accesible y viva para la audiencia, orientando de manera discreta a ciertas líneas ideológicas afines al gobierno actual, subrayando de manera paradójica, apariencias de independencia.

A diferencia de las tendencias informativas en radio, "Para empezar" es una emisión que identifica la noticia central de la jornada y pone a su servicio gran parte de sus periodistas de modo que, en diversos formatos y enfoques, se vaya formando una opinión bien argumentada en torno de tal suceso, al mismo tiempo que fortaleciendo, como decíamos, el derecho a decir de su conductor, quien hace los comentarios finales, contundentes y certeros de cada segmento. No es raro pues, que los hechos noticiosos centrales puedan asociarse con alguna anécdota profesional del periodista, con trabajos periodísticos de archivo que puedan ser reutilizados con un sentido crítico diferente, acorde con las necesidades del día y tampoco que los columnistas tengan siempre presente la voz y las ideas del conductor central, quien acota, completa, reorienta, dialoga, negocia con los expertos de cada una de las secciones, convirtiendo la columna en una pseudoentrevista.

Las entrevistas, que aparecen como tales, dentro de la emisión, son efectuadas también por el propio Pedro Ferriz de Con, quien orienta la opinión de los expertos hacia sus puntos de vista y generalmente termina con una opinión original, no sujeto de la entrevista en cuestión, pero que goza de la aprobación del invitado, mismo que aumenta la credibilidad y poder argumental del conductor. La entrevista, pues, se mezcla de manera indisoluble con el comentario, muy parecido a la nota de la redacción que algunos periódicos utilizan para aclarar algunos puntos señalados por alguna fuente.

Pese a su larga duración, este noticiero es uno de los más escuchados en todo el país y mantiene su dinamismo a través de cortinillas novedosas, anuncios comerciales de bancos que se enlazan, por ejemplo, con la información bursátil y las cotizaciones del día, y una combinación de los formatos largos con capsulas culturales y científicas generalmente con la participación de voces femeninas.

Nos atrevemos a decir, que hemos llegado al noticiero con firma. La credibilidad que puede gozar un espacio informativo no está directamente relacionado con la limpieza y el respeto por los géneros de opinión y de interpretación, sino en la capacidad que tiene el conductor de decir, analizar, involucrarse en los diferentes espacios y hechos informativos, quedando de manifiesto su "ethos" personal; su forma particular de construir la verdad, defenderla, enjuiciarla, contrastarla y oponerla a la mentira, utilizando cualquier recurso sonoro, literario o expositivo que tenga a su alcance. Él es el noticiero número uno de la radio, no el noticiero ni el equipo que esta a su disposición. ¿ Cómo explicar que el público mexicano otorgue credibilidad a un conductor que media entre los hechos y el público diciendo frecuentemente lo que piensa en lugar de lo que es?¿A qué se debe que formatos periodísticos tan sólidos como la columna se influyan hasta juntarse apenas con la entrevista para aumentar la credibilidad y presencia de un periodista?¿Que relación existe entre los mecanismos periodísticos de credibilidad y la idiosincracia profunda de un pueblo?¿Las deformaciones y la violaciones a los límites internos de los géneros pueden explicarse por la presencia de la letra hablada en lugar de la escrita, a la inmadurez del campo, a la cultura profunda del país, o a todo esto junto?

Las audiencias radiofónicas en México son fundamentalmente las clases populares, medias y, para emisiones especiales, profesionales o empresarios que suelen enterarse de la información del día durante los traslados de la casa al trabajo. Pese a la existencia de decenas de periódicos y revistas tanto en la capital del país y las principales ciudades de la provincia y a datos estadísticos sobre la lectura que presentan nuestros organismos gubernamentales en la UNESCO, el caso es que ni la certificación de tirajes es confiable, ni es claro que los mexicanos sean consumidores asiduos de medios impresos. Muchos de los mexicanos, se enteran fundamentalmente por la radio y la televisión. En ese sentido, las posiciones de la radio y la prensa, como difusores de la noticia más actual e inmediata y de la reflexión más meditada y profunda, no siempre pueden ser comprobados en nuestro mercado mediático.

Estas observaciones nos llevan a afirmar que la dificultad para definir adecuadamente los géneros periodísticos y sus prácticas mediáticas tiene que ver no solamente con la falta de formalización diferencial y precisa de los géneros, sino al papel que hace que su desarrollo sea fundamental o no, dependiendo de los juegos entre actores que se realicen en un mercado de bienes culturales específico y que, además, su lógica de funcionamiento no puede desprenderse de otros mercados culturales que le dan identidad a una región o país. Es decir, que el impulso a la limpieza y el respeto a los géneros de opinión y de interpretación en la radio mexicana tiene que ver más con las condiciones de disputa simbólica en el campo, las necesidades manifiestas de productores y re-productores de formas de lograr la verosimilitud, que con la certezas más o menos formales de la academia. Si, en cambio, es altamente significativo que en un país con una herencia autoritaria importante, de presidencialismo fuerte y de caudillos post revolucionarios, la legitimidad periodística de un noticiero, se construya sobre su conductor omnipresente y homodiegético.


1Moreno, Pastora: Las señas de identidad del periodismo en prensa y radio: inventar el futuro. En: Actas del XXVIII Congreso, Univ, 95. Universidad de Sevilla, 1995. Pp-237-243.

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Mérida, Yucatán, México, 1997